El creador fue José Guadalupe Posada (1852 – 1913), cronista satírico de finales del siglo XIX y comienzos del XX, que, durante los gobiernos de Benito Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz, cultivaba un género que se había popularizado y era conocido como “calavera literaria”.
Las calaveras son textos escritos en verso con tono burlón, suelen publicarse en vísperas del Día de Muertos para hacer mofa tanto de los vivos como de los muertos.
En 1873 publicó representada la imagen de una calavera ataviada con un sombrero de plumas a la moda europea de entonces. El nombre original del grabado fue Calavera garbancera. Se llamaba así porque de este modo designaban a las personas que vendían garbanza, y que, pese a tener sangre indígena, pretendían ser europeos, renegando de su raza y de su herencia cultural.
Sobre este tipo de personas afirmaba Posada: “En los huesos, pero con sombrero francés con plumas de avestruz”.
La ilustración tenía la intención de constituir una crítica, y, al mismo tiempo una sátira, de algunos personajes de la sociedad mexicana de ésos tiempos, especialmente los enriquecidos durante la época de Porfirio Díaz, que gustaban de aparentar un estilo de vida que, en realidad, no tenían.
El objetivo, era retratar la miseria y la hipocresía de la sociedad, poniendo en evidencia los conflictos de desigualdad e injusticia que existían en el país.
Diego Rivera tomaría más adelante la figura de la Calavera garbancera para convertirla en una catrina. Una catrina, en el lenguaje coloquial mexicano, es una persona elegante y de buen vestir, típica de la aristocracia del siglo XIX. Por eso es significativo que la ilustración de la Catrina , que representa en una imagen las contradicciones y problemáticas esenciales de la sociedad mexicana, apareciera acompañando una calavera.
En su obra, Rivera, pone a la calavera junto a otros personajes relevantes de la historia mexicana como Hernán Cortés, Sor Juana Inés de la Cruz, Benito Juárez, Frida Kahlo y una versión infantil del propio pintor. Se considera el reconocimiento de la representatividad de La Catrina como símbolo de las contradicciones de la sociedad mexicana decimonónica, y al mismo tiempo hace homenaje a José Guadalupe Posada, no sólo a él sino a su influencia en el arte mexicano posterior.
Con el paso de los años, se ha convertido en el símbolo más popular del Día de Muertos a nivel nacional e internacional, y así, se ha perpetuado sin saber lo que tanto representó José Guadalupe Posada con su crítica a la sociedad mexicana.