El origen del menudo tiene probablemente sus orígenes, en el siglo XIX principios del XX, a pesar de que no hay mención de que haya sido un platillo exclusivo de la región de Michoacán, Jalisco y Guanajuato, existe una leyenda de la época del Virreinato que narra el carnicero de origen español, de esa zona geográfica y que se negaba a vender carne a ‘los indios’, por lo que solamente les vendía las sobras entre las que estaban las menudencias y las patas.

Cuando había indígenas que deseaban comprar carne, la ponía a un precio exorbitante y fuera del alcance de los pobladores, o bien, les negaba la carne diciéndoles que era comida únicamente para blancos no para indios. Al transcurrir los años, los indios comenzaron a pedir esto al ir a comprar a su carnicería, patas y panza

Cuenta la leyenda, que un día la sirvienta de una ‘casa de españoles’ obviamente, blancos, le pidió lo que compraban ‘los indios’, panza y patas, extrañado el carnicero, preguntó para qué las quería, y ésta contestó «Desde luego, para preparar menudo» – a pesar de no haber una explicación en ningún diccionario, asumimos que ‘menudo’ proviene de menudencias, que, a toda lógica tiene sentido -. Lógicamente, como buen comerciante el carnicero aumentó el precio de las menudencias, por lo que, se convirtió en platillo para «ocasiones especiales» y «celebraciones».

La receta original es muy sencilla, consta de ajo, cebolla, chile y hojas de aguacate. Al transcurrir los años, se fue modificando con especias y el maíz pozolero, el menudo rojo se convirtió en algo tradicional de Guadalajara, Chihuahua y Durango. El menudo blanco es acompañado de chiltepín y es típico de Culiacán, Sinaloa.

La realidad, es que en nuestra ciudad es un platillo que se acostumbra fines de semana, para degustar en familia, después de una buena borrachera o para mitigar el antojo irresistible de este exquisito platillo.