El «triángulo de las Bermudas» mexicano ¿te atreverías a visitarlo?
La zona norte de la República Mexicana es conocida por el clima extremo y el amplio desierto que comprende varios estados de nuestro país, no sólo esto hace famosa a nuestra nación, sino que contamos con leyendas, historias y más que hacen de nuestras diferentes ciudades lugares enigmáticos que atraen a cualquier curioso del mundo entero. Diversos son los artículos que hablan al respecto.
El asolador calor del desierto no da tregua y, aunque el Sol se esconde en el horizonte, la temperatura parece aumentar cada vez más. Mientras tanto, una tormenta se acerca y, quizás, la lluvia y la noche pueden traer algo de alivio. A un costado de la ruta, el único cartel en kilómetros indica «Zona del Silencio«.
Entre los estados mexicanos de Chihuahua, Coahuila y Durango, ubicada en la región del Mapimí, con una extensión de 3430 kilómetros cuadrados forma parte de lo que se conoce como «el triángulo dorado», lugar donde opera el temido cártel de Sinaloa.
Hace miles de años la zona del silencio fue un gigantesco océano. Técnicamente denominado como «geosinclinal mexicano», esta área tiene la misma latitud que el Triángulo de las Bermudas.
El periodista local, Nicolás Lucas, dijo a LA NACIÓN,
«Esa parte de Durango hacia abajo antes era un mar, por eso hay mucho mineral y es por eso también que geólogos e ingenieros dicen que hay un magnetismo un poco anormal»
En el lugar no viven más de 5,000 personas. Con un estilo de vida más abocado a lo rural, se instalaron en pequeños pueblos y viven de recibir a turistas aventureros y de la ganadería.
La poca densidad de población trae tres consecuencias,
- Dos señales de radio XEQN AM y XHRCA FM
- Dos de televisión XHOAH-TDT que pertenece a Grupo Multimedios y XHO-TDT, de Grupo Televisa
Lo anterior, resulta en una falta de inversión, además que existe en la zona un magnetismo elevado, así que ninguna empresa invierte millones de dólares en antenas para teléfonos móviles, además, los narcotraficantes utilizan el área como ruta libre de policías.
Varias personas justifican las fallas en la comunicación por las condiciones geográficas, el cementerio de animales o los llamados «ángeles guardianes», son más difíciles de explicar.
EL COMIENZO DE LA ZONA DEL SILENCIO Y SUS ‘ÁNGELES’
Una de las historias más famosas de campistas, fue la que se vivió durante Octubre de 1975. cuando dos turistas mexicanos, Ernesto y Josefina, tenían como finalidad hacer una expedición arqueológica en el lugar.
Sin embargo, los invadió la desesperación, pensando en que ése sería su final.
El viento soplaba fuerte, la mezcla de lluvia y la arena apenas y permitía tener algún tipo de visibilidad hacia unos metros de distancia observaron a personas que les ayudaban haciendo un extraordinario esfuerzo para salir de la tormenta.
Quisieron agradecer a sus rescatistas pero al descender del vehículo no lograron ver a nadie, simplemente habían desaparecido.
Este fue el origen de la leyenda de la Zona del Silencio, que es custodiada por «ángeles guardianes».
Transcurrieron los años, cuando un youtuber, Beto Pasillas, decidió con dos amigos en su camioneta pasar dos días y una noche internados en el área para comprobar las historias con las que había crecido.
Al llegar, se encontró justo con lo que había esperado, emociones extrañas, niveles de magnetismo elevados, al menos así lo indicaba su medidor, y su camára para grabar.
El cementerio de animales, las fallas en la comunicación y el temor de estar en medio de la nada son algunos de los relatos que narra en su video,
Comentó Pasillas a LA NACIÓN,
“A las 12 del mediodía se quedó la camioneta atorada. Estábamos a 8 kilómetros de la ruta de acceso, sin señal, y se avecinaba una tormenta. Habíamos pedido que si no regresábamos para las 16:, vinieran a buscarnos”,
“Empezamos a caminar. Creo que habremos hecho un kilómetro cuando vimos a una camioneta. Le hicimos señas y nos ayudó a sacar la nuestra”.
Quiso agradecer Beto a su salvador, logró que aceptara 200 pesos mexicanos, tras mucho insistir, pero el youtuber nunca logró saber quién lo ayudó, ni su nombre, ni el por qué estaba a esa hora la Zona del Silencio.
Pasó dos días en el lugar, mismos que fueron más que suficientes para experimentar años de leyendas.
“Se siente el peligro, es un clima y lugar muy complicado. Por lo que yo viví, por lo que yo vi, creo que todas las leyendas siguen vivas. Hay que ir más equipado, me gustaría volver y pasar tres noches”.
CÓMO SE CONOCIÓ LA ZONA DEL SILENCIO
El piloto mexicano, Francisco Sarabia Tinoco fue el primero en poner a la Zona del Silencio en el radar. Logró la fama por su récord de velocidad al volar entre la Ciudad de México y Nueva York en 1939.
Tinoco, años antes de su trascendental travesía, sobrevoló en 1930, la “Zona del Silencio”.
Durante su viaje se produjo un accidente que aún no se pudo explicar. Cuando Sarabia cruzó el espacio aéreo del desierto, hubo un prolongado silencio en su radio. Piloto y equipo habían perdido la comunicación y mientras intentaba salir del lugar, su avioneta misteriosamente comenzó a fallar.
Nunca pudo comprender qué sucedió, un aterrizaje de emergencia y una larga caminata bajo el sol le salvaron la vida. Durante años hubo silencio y pocos se animaron a atravesar nuevamente el área.
LA ZONA DEL SILENCIO ALCANZA FAMA INTERNACIONAL
Hacia el 11 de Junio de 1970, con base al informe emitido por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, se lanzó un cohete Athena desde el estado de Utah con destino a Nuevo México. Poco más de 1000 kilómetros del lugar de llegada, se desvió e impactó en la llamada Zona del silencio, los motivos nunca fueron revelados.
El hecho causó revuelo. Ni las autoridades norteamericanas ni las mexicanas comentaron el tema. El informe de la Secretaría de Gobernación de México confirma la caída “de un aparato atraído por el magnetismo de la zona”.
El periodista Nicolás Lucas confirmó la presencia de emisarios de la NASA en aquella época.
“Vinieron a ver qué pasó y se llevaron su aparato”.
Fue entonces cuando se dieron cuenta que, la Zona del Silencio, había alcanzado fama internacional.