Don Manuel Lucero era el panteonero de la ciudad, de acuerdo a los relatos de Ignacio Esparza Marín, un día al ir Don Manuel a cavar una tumba en el panteón municipal en la colonia Chaveña, donde, actualmente está ubicado el Centro Escolar Revolución, se sorprendió muchísimo al observar un montón de tierra, como si acabaran de sepultar un cuerpo pero, clandestinamente. Porque si hubiera sido legalmente y dentro de lo indicado, él habría cavado y enterrado al finado.
Aún impactado por lo que acababa de observar, el sepulturero comenzó a excavar para saber a quién habían enterrado sin hacerlo de la forma que debía y así podría denunciarlo ante las autoridades correspondientes por no cumplir con los requisitos que establecía la ley. Su pala, topó con algo, no era ni un cuerpo, ni un féretro como tal, sino que halló morrales llenos de monedas de oro y plata.
Don Manuel no le dijo nada a nadie, dejó la profesión para dedicarse a otra cosa; Don Ignacio Esparza recuerda que en el año 1913, Francisco Villa acababa de derrotar al ejército federal en Tierra Blanca, dejando centenares de muertos que fueron enterrados en ese panteón. Durante esa esa época muchos adinerados de Ciudad Juárez trataron de poner fuera del alcance de los revolucionarios sus fortunas y varios de ellos las enterraron para no volver a encontrarla jamás.
¿Habrá aún alguno de esos morrales en el panteón?