En un artículo publicado por Andrea Navarro/Bloomberg se puede leer sobre la comparación al acceso que han tenido algunos mexicanos en la Ciudad de México durante la primera ola de la pandemia donde un hospital estuvo más allá de su capacidad para atender a los enfermos, por lo que más de cien pacientes con el virus SARS-CoV-2 no tuvieron acceso a una cama en la Unidad de Cuidados Intensivos.
Con base al artículo, en el hospital público Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán se realizó un estudio del 26 de Febrero al 5 de Junio del 2020, donde se confirmó que 800 adultos fueron positivos con COVID-19. En este mismo nosocomio fue atendido Carlos Slim, el hombre más rico de México, tras ser positivo con el virus SARS-CoV-2.
Según el estudio se requerían camas para dar atención al 46% de los 241 pacientes que murieron, lo anterior no fue posible porque no había ninguna disponible. Navarro escribe: «Tanto el Gobierno local como el federal han dicho que nunca se han quedado sin camas, y lo promocionan como una de las medidas que, según dicen, muestran que la pandemia está bajo control».
Durante la primera ola de la pandemia fue realizado este estudio; la segunda ola fue durante las fiestas decembrinas, y ha superado las estadísticas de hospitalizaciones, muertes y casos en todo el país.
Igualmente, la periodista comenta en el artículo publicado el día de hoy que cuando se les pidieron respuestas el Gobierno de Ciudad de México nono contestó y remitió las preguntas al hospital.
Andrea Navarro ha abordado un tema relevante, al que al parecer nadie le importa, al México mostrar ‘una actitud relajada ante la pandemia negándose a restringir la movilidad de personas o prohibir los vuelos internacionales’. Pareciera que algunos como la periodista son los únicos que se atreven a señalar estas deficiencias de nuestro país, la respuesta de sólo confiar en cómo el ciudadano regula sus actividades diarias deja mucho que desear. A pesar, de ser el de mayor tasa de casos positivos, por otro lado, nuestra nación ha superado a la India, siendo el país con la tercera mayor tasa de muertes por COVID-19 en el mundo, escribe Navarro.
Hacia el Jueves por la noche hubo un total de 162,922 decesos reportados.
“Los altos índices de pobreza, la falta de acceso a una atención médica adecuada y la ubicación geográfica son los principales determinantes de la mortalidad entre los pacientes mexicanos”, se lee en el estudio. “A estos datos podemos agregar la alarmante situación de hacinamiento en las áreas de emergencias y de cuidados intensivos, y su impacto en los resultados de los pacientes”.
Los autores del estudio no recibieron financiación específica para el trabajo, que fue publicado por la Public Library of Science el 3 de Febrero.
Falta también señalar y no dejar al aire que el Presidente de México, ha autorizado a particulares adquirir las vacunas, como en el caso de Alejandro Cossío, pero entonces nos deja preguntándonos lo que hemos hecho hasta ahora, sólo el que puede pagar ¿podrá acceder únicamente el que puede pagar?, ¿qué sucederá con el resto de la población, que es mayoría, que no tiene los medios para vacunarse?
Está ocurriendo lo mismo que con las naciones, aquéllas que pueden pagar han acaparado parte del mercado, para garantizar hasta 3 vacunas a cada ciudadano de sus países, pareciera que seguirá el mundo girando alrededor de ganancias, por lo que la interrogante sería ¿cuánto vale una vida? Mientras siga habiendo políticos interesados en cubrir sólo sus necesidades o las de sus ciudadanos, quedan en el limbo los demás países encrudeciendo la lucha contra un mal mundial. No se necesitan soluciones precipitadas, sino razonadas y que abarquen al mundo, por consiguiente a los seres humanos.
Esperemos que haya más periodistas como Andrea Navarro, que sigan interesados en dar voz a los acontecimientos que unos cuantos se niegan a ver.